mercredi 25 septembre 2024

Cuando las locas teorías del "Deep State" y "los Amos del Mundo" chocaron contra la teoría del "Imperialismo"

 FUENTE: https://follow.it/la-tarcoteca-contrainfo/temp/MTAwMjg2MzI2NQ==

¿Qué es lo que tienen en común los agentes dispersos pero organizados del Deep State, con los Amos del Mundo y sus constantes pugnas? Monopolios e imperialismo. 


A lo largo del tiempo, fruto de la desinformación y desorientación general de guerra cognitiva contra la humanidad, se han impuesto 2 archifamosas narrativas contrapuestas pero que en el imaginario mediático habitual conviven acríticamente para explicar quién manda en el mundo. Hoy compararemos la teoría conspirativa del "Estado Profundo", la de "Los Amos del Mundo" y le pasaremos el rodillo de la lógica básica, descubriendo que lo que estas teorías quieren ocultar es una teoría antigua pero coherente, y que explique ambos fenómenos, la Teoría de los Monopolios.

Teoría 1: El Estado Profundo


La Teoría del Deep State, Estado Profundo, o las Cloacas del Estado, hace referencia a una organización intranacional establecida a través de relaciones entre agentes secretos, militares, funcionarios, industriales, políticos, banqueros y otros muchos agentes no electos por el sistema de gobierno democrático, que son los verdaderos gobernantes y que permanece en el cargo mucho después que los políticos y gobernantes electos. "El gobierno en las sombras" dicen. En Estados Unidos la teoría surge para explicar una serie de hechos luctuosos e inverosímiles, como el asesinato de los presidentes Lincoln, Kennedy, el caso Watergate, el Iran-Contra, 11-S, etc...y apuntan al Complejo Militar-Industrial como responsable, culpable y actor principal. Aunque otras veces el aludido puede ser el lobby judío, los republicanos, la Fed... En España se otorga a organizaciones como el Opus Dei, Masones o Judíos, el sentarse en el trono oculto del país.

Si bien la teoría explica, traza más bien, los movimientos internos producido en los engranajes estatales, paraestatales y empresariales para producir una acción conjunta de movimiento tan distintos, son incapaces de articular de forma sólida cómo se producen los procesos de toma de decisiones. Así, lo único que se atisba es una maraña de agencias, agentes, empresas, fundaciones y organismos que actúan al unísono en un baile borroso sin saber bien por qué, cómo o quién lo maneja, atribuyendo generalmente al complejo Militar-Industrial las funciones directoras propias de Wall-Street o a la Reserva Federal las capacidades directivas de  la Casa Blanca. 

Es decir, es una teoría finalista y cacofónica que no explica el mecanismo; el cómo y no el por qué, y añade complejidad. De ahí la impresión de confusión constante y las ideaciones delirantes suscitadas.

Teoría 2: Los Amos del Mundo

La teoría denominada "Los Amos del Mundo" nos dice que, en realidad, es un pequeño contubernio de megapoderosos de distintas regiones los que mueven el mundo organizados en sus grupos exclusivos, Bildelberg, Trilaterl, Club de Roma, Altantic Council... Éstos se han llamado y nombrado de muchas maneras, como el Cabal, la Camarilla, o simplemente Amos del Mundo. 

Una teoría, a nuestro creer, algo más acertadas. Suscitada ya en el S.XIX apuntaba a grandes fortunas trasnacionales, como los Rosthchiedl, Rockefeller, Vandervilt o Carnagie, como los verdaderos amos del mundo. En la actualidad, por ejemplo, es capaz de aclarar la influencia e interacción de individuos concretos y variopintos, como Flink, Soros, Gates, Schwab, el rey Charles III, Buffet, etc... en función de sus intereses. Pero no puede predecir la dirección de sus relaciones ni cambios de afectos. Por ejemplo, según esta teoría, la Rusia postsoviética debería haberse convertido al capitalismo, como hizo, pero se tenía que haber disgregado, distanciado de China y acercado a EEUU. Esta fue la política estadounidense desde 1945 propuesto por Brzezinski y aplicado por sus pupilos straussianos...a su modo. Sin embargo, vimos como el plan entero saltó por lo aires, quedando en cuestión la supuesta supremacía de este grupo.

Tampoco explica la competencia entre poderes que se reparten el planeta. Ni la contradicción más evidente, el cómo estos megapoderosos, que controlan el planeta, todavía no han conseguido dominarlo totalmente. Tampoco el por qué ni cómo las poblaciones son capaces de organizar contrapoderes y enfrentarse a sus poderes omnímodos. Tienen que acudir a la imaginación para completar las lagunas. Por ejemplo aducen que esta camarilla nos gobierna eran los sacerdotes del antiguo Egipto y que han esparcido su influencia por el mundo adaptándose a las circunstancias cambiantes en vez de generarlas; que quieren el control y reducción de la población humana (maltusianismo); que quieren remplazar las poblaciones de los países ricos por las de los pobre (plan kalergi); que quieren reemplazar a los humanos por máquinas (transhumanismo). Las teorías derivadas son innumerables. Desde luego, son argumentos altamente cuestionables cuando la respuesta es mucho más sencilla. De nuevo, nos encontramos ante una teoría finalista que no responde a las preguntas de cómo fue que llegaron al poder (apropiación original) y qué.

Teoría 3: Los Monopolios


¿Qué es lo que tienen en común los agentes dispersos pero organizados y coluídos del Deep State, con los Amos del Mundo, y sus constantes pugnas por el mercado? El misterio final lo desentrañó históricamente Lenin 1916 (pdf) y no otro, con su obra icónica "Imperialismo, Fase superior del Capitalismo" (lectura obligatoria, también en audiolibro para vagos). Al final resulta que no hay misterio: Monopolios.

Este es el mecanismo: del desarrollo de las fuerzas capitalistas entorno a los procesos de acumulación y competencia se llega a un punto en el que la libre competencia es eliminada por Monopolios. Hoy en día estos monopolios son de tamaño global, y es una tendencia acelerada por la robotización y la producción a escala mundial. Es lo que da lugar al fenómeno del globalismo. 

A su vez este poder monopolístico global es la base del Imperialismo Moderno, basado en el Capitalismo Financiero. Y permea a través de la sociedad a través de los oportunistas, y su peor expresión, los arribistas, creando la red de interacciones y clientelismos que vemos cada día. Según Lenin 1916, son estos monopolios los que le dan el carácter imperial e impositivo a la producción capitalista.

Los monopolios avanzan en medio de medidas antimonopolio por medio de los fondos de inversión, trust, Holdings y toda una caterva de sistema de tenencia de patrimonios. Tal es así, que no hemos conseguido tener datos claros de cuántos monopolios hay en el mundo, parece que no existieran. Solo hemos llegado a aproximaciones, como el "Index market concentration" de 2024.

Revisando las teorías bajo la lupa materialisma rápidamente descubrimos los mecanismos que nos eran velados por la imaginación de la literatura cosnpiranoica. Por ejemplo, frente al maltusianismo contubernista y la teoría eugenética del remplazo, la lógica dice que las poblaciones crecen y menguan en función del capital, por lo que al disminuir o aumentar en ciertas zonas, éste se produce, por una parte un efecto migración, y por otra variaciones en la natalidad. Esto es lo que sucede actualmente en la Europa descapitalizada, que hoy se encuentra sin obreros y tiene que robarlos de Ucrania 2022 o Siria 2012 por medio de guerras, o importarlos de África o Asia mediante acuerdos.

¿Quién controla el Imperio?

Vayamos a los fundamentos de la acumulación de poder: la producción material humana. Lo que subyace en toda tarea productiva moderna es: capital financiero/dinero, capital humano/ fuerza de trabajo y capital productivo/medios de producción. Pero es el Capital financiero, financistas organizados en ramos, los que estudian las condiciones de los mercados e imponen las condiciones a las industrias para recibir el capital financiero necesario para su actividad. 

Si no me creéis a mi, ni a lo que dice la teoría, ni lo que dicen aquellos que la estudian, observemos qué piensan los que controlan el sistema: El lobby financiero quiere que la “construcción de Europa” esté en manos de los banqueros - voltairenet.org 14.9.2024

El Complejo Militar-Industrial es operativamente controlado por militares, pero sus objetivos estratégicos y productivos son marcados por estudios financieros sobre el control de recursos, coste-beneficio, minimización de pérdidas, pérdidas asumibles y ventajas estratégicas de las operaciones militares. El producto de la industria militar es la seguridad y defensa, pero su actividad depende, en último término, de las capacidades administrativas y de recursos; si no presentes, si futuros. Si no hay ganancia no hay conflicto, y viceversa. Son sus generales, en los comités de administración, los capaces de influir en las decisiones estratégicas últimas del estado. El más claro ejemplo es el Departamento de Estado de EEUU y las múltiples relaciones de sus miembros con el estamento militar, académico de Harvard y con el sector energético.

El Estado, como conjunto de instituciones ,y el Gobierno, son formalmente gobernados por Políticos. Pero lo que tienen en común es que ellos gestionan las condiciones sociales (justicia, leyes, presupuestos, impuestos) para la consecución general de beneficios conforme a los parámetros económicos y estudios aportados por organismos financieros: tribunal de cuentas, reserva, hacienda, tesoro etc... A los cuales se unen los financieros internacionales, FMI, FEM, OMC, BCE, BOA, BIS ... Estos financieros controlan la información, designan a sus agentes, que no son más que los gestores escogidos para sus negocios, y controlan así, uno a uno, cada organismo/ institución del estado. El gobernante es gobernado.

Según la teoría del Deep State, por ejemplo, en Estados Unidos, serían los Administradores del Complejo Militar Industrial y del Cartel Petrolero los que indicarían a los financieros dónde invertir, porque a su juicio sus aventuras expedicionarias y estrategias aportarían beneficios a estos financieros. Pero ¿Cómo saben esto si no tienen una visión completa del teatro de operaciones, que incluye beneficios futuros y relaciones económicas veladas? Necesitan un estudio y plan económico de explotación, como hemos observado en la SMO de Ucrania y el plan Blackrock.

Según la teoría del Monopolio, es una grupo de Propietarios establecidos en empresas matriz, e interrelacionados por consejos de administración, puertas giratorias y grupos accionariales, las que tienen la visión general y la última palabra de la inversión, movida por el beneficio. Esto si tiene sentido.

¿Quién controla los monopolios? ¿Qui Bono?

Repetimos: son los financieros en sus múltiples negocios (acciones, prestamos, seguros, derivados) los que tradicional y verdaderamente, desde el SXIX, conocen y controlan tanto las condiciones del mercado de adquisición, de venta, las condiciones de producción, el estado de las fuentes de suministro, la competencia, posiciones estratégicas y proyectan escenarios de ganancias. Las industrias que se quieran beneficiar de su aval y confianza, en forma de créditos, deberán someterse a sus condiciones, legales o contractuales. Finalmente, son estos capitalistas financieros los capaces de crear los monopolios que gobiernan el mundo, por medio de bancarrotas, rescates, fusiones y adquisiciones.

Gracias al capital financiero, un pequeño grupo de grandes accionistas es capaz de controlar una empresa matriz que supera en varias veces su capital personal. Esta empresa matriz controla, junto con otras empresas del estilo, una gran cantidad de empresas filiales, continuando con el proceso como si de una matriosca se tratase. Cuantas más filiales y subfiliales tiene la matriz, más poderosa es, y menos capital proporcional se necesita para controlar un gran capital. El paroxismo del control se produce cuando las empresas son capaces de influir en la organización de la sociedad por su mediación en el cuerpo legal del estado y las instituciones supranacionales. Esta capacidad la tiene pocas empresas y suelen ser empresas que gestionan infraestructuras críticas o sistémicas: transporte, comunicaciones, alimentación, transporte y energía.

No existe el Deep State, solo Grandes Financieros

Si se quiere profundizar en quién manda, qué grupos, qué personas están detrás de este Wall Street, Complejo Militar-Industrial, Gobierno, Estado, solo hay que mirar cuáles son las empresas matriz, fondos de inversión, a dónde se dirigen los capitales y quienes son los titulares. En EEUU la organización se establece en torno a 2 estructuras fundamentales en capital: los fondos de inversión Backrock y Vanguard. Ni qué decir tiene que ambos fondos, aparte de ser de participación anónima, están entrelazados. Controlando un 2-5% de las acciones de las empresas participadas se aseguran un asiento en los consejos administrativos globales, lo que les aporta la información necesaria para dirigir sus esfuerzos en post del dominio mundial. Su poder es tan grande que son capaces de dar una nueva forma a la sociedad. No solo por medio de la imposición de guerras y leyes, sino por la mera orientación de las inversiones por medio de índices bursátiles, como el ESG y el DEI. Índices que a su vez encubren el saqueo global.

En España sucede lo mismo, si se quiere hacer una comparación. Si observamos cuáles son las mayores empresas, Santander, BBVA, La Caixa, Endesa, Telefónica, sin rebuscar mucho, y trazamos la pista a su capital matriz, vemos una serie de nombres repetidos en consejos de administración de bancos y empresas: Ortega, Pérez, del Pino, Koplowitz, Roch, Álvarez, Botín ... pero también una ingente cantidad de capitales extranjeros y retornados. Todos estos reciben millones en contratos simplemente levantando el teléfono para hablar con el Congreso o los Lobbies que lo rodean. Pero de ellas, destacar la lluvia de millones que reciben tanto del estado en contratos como de los bancos e instituciones financieras en préstamos.

En Europa sucede exactamente igual, los grandes financieros se sirven de sus agentes de campo para llevar a cavo sus planes. Los países ceden soberanía hacia estamentos superiores no electos, como el BCE, que marca las políticas fiscales, o la Comisión Europea. En Italia hasta se establecen Directorios de tecnócratas (Monty, Draghi) no electos como jefes de gobierno. Son todos empleados de la misma empresa. Cuando la Metrópoli decretó la inversión en el Intermare 3SI y las desinversinones en Alemania (plan Antimarshal), el propio administrador colonial Scholtz, no solo estuvo de acuerdo, sino que lo vio necesario. Esto es debido a su conformidad con las proyecciones económicas; al igual que lo estaban Merkel u Hollande.

Lo mismo es válido para EEUU, Rusia, China y en general los BRICS y países no alineados. Desde que en 2013 Clina lanza su Belt and Route Initiative, EEUU decidió regar el mundo con sanciones intentando interferir en el desarrollo de los BRICS. Pero tuvo un efecto rebote, una desdolarización global que actualmente es aprovechado por sus adversarios; a pesar de que continúan siendo el principal exportador de capitales. La decisión dejó espacio libre a la competencia. Rusia no supo o quiso exportar su capital financiero, prefiriendo exportar productos e interferir en los suministros industriales por medios del recrudecimiento de la descolonización, cuya último ciclo se realiza en el sahel en 2022 con la expulsión de Francia de Mali. China comenzó a exportar su capital financiero por medio del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII). En breves los BRICS dispondrán de un banco común que hará frente al FMI, un sistema de pagos común para hacer frente al SWIFT y tantos otros proyectos de expansión financiera que lo único que hacen es afianzar a sus propios monopolios frente a los anglosajones.

Por lo tanto, pensar que el deep state, unos fontaneros del sistema, están al cargo de la arquitectura del país o del globalismo como movimiento, es tan absurdo como negar que los arquitectos no van a usar todas las herramientas, legales, ilegales y alegales, el deep state, para mantener su dominio y extenderlo; extender sus monopolios de Monopolios Globales.

Pourquoi les soldats israéliens violent, torturent et massacrent les Palestiniens

Instiller la peur auprès du peuple palestinien n’est pas le corollaire des brutales violations des droits humains perpétrées par les forces de défense israéliennes. C’est une stratégie.

Source : Common Dream, Ramzy Baroud
Traduit par les lecteurs du site Les-Crises

 
Des groupes d’extrême droite manifestent devant le parquet militaire alors que le tribunal militaire israélien instruit l’affaire de 9 soldats emprisonnés pour avoir torturé sexuellement un prisonnier palestinien dans le centre de détention de Sde Teiman où sont détenus les Palestiniens de Gaza, à Kfar Yona, Israël, le 30 juillet 2024. (Photo par Mostafa Alkharouf/Anadolu via Getty Images)

Le 25 octobre 2023, le responsable politique israélien Moshe Feiglin a déclaré à Arutz Sheva-Israel National News : « Les musulmans n’ont plus peur de nous. »

Il peut sembler étrange que Feiglin considère que la peur soit un élément essentiel au bien-être, voire à la survie même d’Israël.

En réalité, cet élément de peur est directement lié au comportement d’Israël et il est fondamental dans son discours politique.

De tout temps dans l’histoire, Israël a perpétré des massacres avec une stratégie politique bien précise à l’esprit : il s’agit d’instiller la peur requise pour chasser les Palestiniens de leurs terres. Deir Yassin, Tantara et les plus de 70 massacres documentés au cours de la Nakba, ou Catastrophe palestinienne, en sont les exemples.

Israël a également eu recours à la torture, au viol et à d’autres formes d’agression sexuelle pour atteindre des objectifs similaires dans le passé, il s’agissait d’obtenir des informations ou de briser la volonté des prisonniers.

Des experts affiliés à l’ONU ont déclaré dans un rapport publié le 5 août : « Ces pratiques visent à punir les Palestiniens pour avoir résisté à l’occupation et cherchent à les détruire individuellement et collectivement. »

La guerre qu’Israël mène actuellement à Gaza a donné cours à toutes ces stratégies horribles d’une manière sans précédent dans le passé, tant en termes de généralisation que de multiplication.

Pour l’armée israélienne, utiliser la torture est une stratégie concertée.

Dans un rapport intitulé « Bienvenue en enfer », publié le 5 août, le groupe israélien de défense des droits humains, B’tselem, a déclaré : « Les centres de détention israéliens, dont les détenus sont délibérément soumis à de fortes et incessantes douleurs et souffrances, fonctionnent en fait comme des camps de torture. »

Quelques jours plus tard, le groupe de défense des droits des Palestiniens, Addameer, a publié son propre rapport documentant « des cas de torture, de violence sexuelle et de traitements dégradants, ainsi que des sévices systématiques et des violations des droits humains infligés aux détenus de Gaza ».

Si les cas de viols, d’agressions sexuelles et d’autres formes de torture étaient indiqués sur une carte, ils couvriraient une vaste zone géographique, à Gaza, en Cisjordanie et en Israël même, notamment dans le tristement célèbre camp de Sde Teiman.

Compte tenu de la taille et de l’implantation de l’armée israélienne, les preuves bien documentées de viols et de tortures démontrent que ces tactiques ne sont pas liées à une branche spécifique de l’armée. Cela veut dire que l’armée israélienne utilise la torture comme une stratégie concertée.

Une telle stratégie a été associée à des personnalités comme Itamar Ben-Gvir, ministre israélien de la sécurité nationale. Ses déclarations agressives, par exemple celle voulant que les prisonniers palestiniens soient « abattus d’une balle dans la tête au lieu de continuer à être nourris », sont en parfaite adéquation avec ses actions tout aussi violentes : la politique qui consiste à affamer des prisonniers, la normalisation de la torture et l’apologie du viol.

Mais Ben-Gvir n’a pas initié ces politiques tortionnaires. Elles lui sont antérieures de plusieurs décennies et elles ont été utilisées contre des générations de prisonniers palestiniens, qui bénéficient de peu de droits au regard de ceux inscrits dans le droit international, en particulier dans la quatrième convention de Genève.

Mais pourquoi les Israéliens torturent-ils les Palestiniens aussi massivement ?

Les guerres menées par Israël contre les Palestiniens comportent deux éléments : un élément matériel et un élément psychologique. Le premier se manifeste dans le génocide en cours, l’assassinat de dizaines de milliers de personnes, les blessures infligées à des dizaines de milliers d’autres et la quasi-destruction de Gaza.

Le facteur psychologique, quant à lui, vise à briser la volonté du peuple palestinien.

Law for Palestine, un groupe de défense juridique, a publié une base de données de plus de 500 cas montrant que des dirigeants israéliens, dont le Premier ministre Benjamin Netanyahou, ont incité au génocide à Gaza.

La plupart de ces déclarations semblent se focaliser sur la déshumanisation des Palestiniens. Prenons par exemple, la déclaration du 11 octobre du président israélien Yitzhak Herzog qui estime : « Il n’y a pas de civils innocents à Gaza. » Voilà qui a contribué à la condamnation à mort collective qui a rendu l’extermination des Palestiniens moralement justifiable aux yeux des Israéliens.

La sinistre référence biblique inquiétante de Netanyahou lui même, qui a appelé les soldats israéliens à se venger des Palestiniens en déclarant : « Souvenez-vous de ce qu’Amalek vous a fait » [référence aux Amalékites, les ennemis bibliques des Israélites antiques, NdT], était également un blanc-seing pour un massacre de masse.

En choisissant de ne pas considérer les Palestiniens comme des êtres humains, des êtres innocents, dignes de vivre et d’être en sécurité, Israël a donné carte blanche [en français dans le texte] à son armée pour agir comme elle l’entendait à l’encontre de ces « animaux humains », pour reprendre les termes du ministre israélien de la défense, Yoav Gallant.

Les massacres, la famine, les viols et les tortures que subissent les Palestiniens sont le résultat inévitable de cette dialectique choquante. Mais l’objectif global d’Israël n’est pas simplement d’exercer une vengeance, même si cette dernière a joué un rôle important dans le désir de reconstruction nationale d’Israël.

En essayant de briser la volonté des Palestiniens par la torture, l’humiliation et le viol, Israël veut rétablir une autre forme de dissuasion, celle qui lui a échappé le 7 octobre.

À défaut de rétablir une dissuasion militaire ou stratégique, Tel-Aviv investit dans la dissuasion psychologique, c’est-à-dire dans le rétablissement de l’élément de peur qui a été rompu le 7 octobre.

Violer des prisonniers, faire fuiter des vidéos de ces actes horribles et les perpétrer encore et encore, cela fait partie de la stratégie israélienne, à savoir recréer la peur.

Mais Israël échouera, tout simplement parce que les Palestiniens ont déjà réussi à démolir la matrice de 76 ans de domination physique et de torture mentale d’Israël.

La guerre israélienne contre Gaza s’est avérée être la plus destructrice et la plus sanglante de toutes les guerres menées par Israël. Pourtant, la résilience palestinienne ne cesse de se renforcer, simplement parce que les Palestiniens ne sont pas passifs, ils participent activement à l’élaboration de leur propre avenir.

Si la résistance populaire est effectivement le processus de restauration du moi, les Palestiniens de Gaza prouvent que, nonobstant leur indicible douleur et leur affliction, ils ressortent comme un tout, prêts à arracher leur liberté, quel qu’en soit le prix

Notre travail est placé sous licence Creative Commons (CC BY-NC-ND 3.0). N’hésitez pas à le republier et à le partager largement.

Ramzy Baroud est journaliste et rédacteur en chef de Palestine Chronicle.

Source : Common Dream, Ramzy Baroud, 16-08-2024

Traduit par les lecteurs du site Les-Crises

 

Guerre Israël-Hamas : la justice française classe une plainte dénonçant des tortures imputées à un Franco-israélien

SOURCE: https://www.lefigaro.fr/actualite-france/guerre-israel-hamas-la-justice-francaise-classe-une-plainte-denoncant-des-tortures-imputees-a-un-franco-israelien-20240910

Des associations dénonçaient, vidéo à l’appui, des tortures sur des hommes présentés comme des prisonniers palestiniens à Gaza.

Début septembre, le Parquet national antiterroriste (Pnat) a classé une plainte requise par des associations montrant sur la base d’une vidéo les actes de tortures imputées à un Franco-israélien accompagnés d’hommes présentés comme des prisonniers palestiniens dans le cadre de la guerre entre Israël et le Hamas, a appris l'AFP ce mardi 10 septembre de source judiciaire.

Cette vidéo daterait de janvier 2024 mais a été relayée en mars sur les réseaux sociaux et aurait été «prise» par ce «supposé soldat franco-israélien, filmant des prisonniers palestiniens dans une situation dégradante et faisant état de tortures», et qui se déroulerait à Gaza. Mais d'après la source judiciaire, la plainte a été classée le 2 septembre.

«Au terme de l'examen de cette procédure, les faits dénoncés apparaissent insuffisamment caractérisés, les éléments versés à l'appui de la plainte n'étant pas suffisants pour établir l'existence d'éventuels actes matériels de complicité», a-t-on précisé. Cette plainte simple contre X, consultée par l'AFP, avait été adressée mi-avril à Paris au Pnat, compétent en matière de crimes de guerre et crimes contre l'humanité.

«Stupéfaction» des associations

Les signataires sont l'association belge «Le mouvement du 30 mars», la française «Justice et droits sans frontières» (JDSF), et l'«association des Palestiniens de France-AL JALIYA-Union des Associations palestiniennes en France». «C'est avec stupéfaction que nous apprenons ce classement sans suite, alors que la plainte comprenait tous les éléments pour ouvrir une enquête. Nous demanderons l'accès au dossier pour comprendre», ont réagi auprès de l'AFP les avocats des associations.

«Le Pnat montre par cette décision une volonté de ne pas faire la lumière sur l'implication, à Gaza, de bi-nationaux dans des crimes de guerre (...). Cette volonté ne peut être que politique», ont-ils encore ajouté. La plainte retenait les chefs de «tortures» et «complicité de tortures en tant que crime de guerre» dans «le contexte d'un conflit armé international».

Sur la vidéo publiée notamment le 19 mars sur X, on entendait une voix parlant français disant «t’as vu ces enculés, mon neveu ? (...) il s'est pissé dessus. Je vais te montrer son dos, tu vas rigoler, ils l'ont torturé pour le faire parler». «Vous étiez contents le 7 octobre, bande de fils de putes», dit encore la voix, en référence à l'attaque inédite du mouvement islamiste palestinien dans le sud d'Israël, qui a entraîné la mort de 1.205 personnes, en majorité des civils, selon un décompte de l'AFP établi à partir de données officielles israéliennes.

Provocation et manipulation : quand le FBI faisait les dessins (USA, 1968)

 

  

1968, livre de coloriage des black panther… 

sauf qu’en réalité celui-ci a été produit par le FBI pour pouvoir accuser le mouvement d’être un promoteur de haine.

Le capitalisme en crise (E.I. Liskovich, 1932)

 

E.I. Liskovich, Capitalism in the Grips of Crisis, 1932. May Day installation on the Obvodny Canal, Leningrad 

Installation satirique du 1er mai. Érigée sur le canal Obvodny (Leningrad) en parfaite harmonie avec le paysage environnant, l'installation représente l’immense figure en contreplaqué d’un capitaliste, à moitié immergé dans l’eau du canal et appelant à l’aide (les copains nazis).

Quand le 13º était rock, bananes, et chaines à vélo

 

En 1976-1977, alors que le mouvement Punk explose à Londres, un revival rockabilly occupe la scène des sous-cultures musicales. Autour des groupes Crazy Cavan, Riot Rockers, Matchbox, Cadillac ou Flying Saucers, les Teddy Boys font la chasse aux Punks lorsqu’ils les croisent sur leur route. En France, à la même époque et jusqu’au début des années 1980, les “Rebelles” s’affichent au Golf Drouot et déploient le drapeau sudiste (des États confédérés d’Amérique) dans les concerts de rockabilly et dans leurs cafés à la Bastille ou à Vincennes. En 1980, avec son following de jeunes loubards locaux, les anciens Béruriers (1978-1982) évoluait dans cette zone grise de la banlieue-est entre reprises rock massacrées et avant-gardisme musical punk rock minimaliste. No Future.

 

General Lee & Teddy Boys – Paris 13e – 1979, en trois parties :




Rebel Rock ! – 1980 :
 
Photos : Thomas Gilou, prise de vue et animation : Olivier Esmein, son : François Waledisch, montage : Marie-Ange Baratier, musique : Dakota Soviet, voix : Dale Andrew, production : CAD (maintenant : Amorce Films), réalisation : Thomas Gilou & Olivier Esmein.
 

En 1980, au milieu des tours du XIIIème arrondissement de Paris, une bande de jeunes s’adonnait à une mode spectaculaire et rétro issue des U.S.A. de la fin des années 50 : les Teddy Boys. Leur mode de vie délirant, raciste et folklorique recouvrait une réalité sociale : celle de la misère.


 


"Au Service de l'Esprit" (Paul Vaillant-Couturier, 1936)

 Le texte Au service de l’esprit. Pour la convocation des Etats Généraux de l’Intelligence Française, fut présenté par Paul Vaillant-Couturier devant le comité central du Parti Communiste Français en octobre 1936.

Au Service De L’esprit Paul Vaillant Couturier 1936

 "Tout le problème est là: mettre la machine au service de l'homme. Il s'agit de transformer le chômage en loisir."


***

Rapport présenté au Comité Central du Parti communiste Français le 16 octobre 1936 et approuvé à l’unanimité.

Un désordre sans précédent préside au destin des choses et des hommes.

Le monde vit dans la hantise de la guerre, dans la crainte ou sous la chappe de plomb de la servitude, dans l’effroi – au milieu de l’abondance – de manquer du pain quotidien.

La jeunesse, ouverte sur la vie, est courbée sous la terreur du lendemain ; les anciens combattants continuent leurs sacrifices ; la vieillesse ne connaît plus ni calme assuré, ni repos...

Personne n’échappe à la loi commune de l’insécurité.

Et les questions qui angoissent les hommes, qui troublent leurs nuits, qui gâtent leur vie, prennent de plus en plus d’acuité dans les milieux de l’intelligence.

Savants, éducateurs, professeurs, techniciens, médecins, artistes, écrivains, sont assiégés, pressés de toutes parts, bousculés par la rafale des questions et des problèmes que le rythme de la vie moderne leur impose à une cadence de mitrailleuse.

Ils étudient, ils cherchent, ils découvrent, ils retrouvent, ils perdent, ils résolvent, ils interrogent, ils se débattent, cherchant à sauvegarder l’esprit dans un monde asservi à la tyrannie du matérialisme de l’argent.

Le Parti communiste les écoute. Il les entend. Il comprend leurs inquiétudes, il les recueille. C’est plus que son devoir. C’est l’une de ses raisons d’être.

Les inquiétudes des intellectuels rejoignent ses préoccupations, elles les éclairent, elles les complètent.

Et nous pensons – nous qui savons à quel point les idées jouent un rôle considérable dans le déroulement de l’histoire – que les intellectuels, qui sont en quelque sorte les idées incarnées, peuvent, dans les heures que nous vivons, tenir aux côtés des masses une place capitale dans l’indispensable remise en ordre du monde.

Qu’il s’agisse de la défense de la paix, de la défense de la liberté ou de la défense du pain, c’est avec eux que nous voulons chercher la solution des problèmes qui angoissent les hommes.

I- L’INTELLIGENCE ET LA PAIX

Dans la conscience de chaque intellectuel se pose au premier plan la grande question de la Paix.

L’intelligence défend la paix. L’intelligence a horreur de la guerre, parce qu’elle est la destruction des valeurs, en même temps que des choses, et que les intellectuels sont au cœur des valeurs spirituelles.

Chez les communistes aussi, la préoccupation de sauvegarder la paix domine tout.

Ils ressentent moralement et presque physiquement, eux, les interprètes des grandes masses qui font les batailles, l’inquiétude humaine devant la guerre.

Et leur attachement à l’esprit créateur, leur révolte raisonnée contre les forces de l’argent, les relient étroitement aux préoccupations des intellectuels.
Le Parti communiste est le grand Parti, le Parti par excellence de la Paix.

Il est né de la guerre et de la révolte des hommes contre la guerre et contre la haine... Il a été forgé de 1917 à 1920, par la volonté des multitudes de la génération du feu, par la colère des survivants. Son action contre la guerre lui a valu des persécutions incessantes. Sa volonté de rapprochement avec le peuple allemand a coûté des centaines d’années de prison à ses militants. Ayant le sentiment profond de sa mission d’unité humaine, il peut hardiment prétendre que tout ce qui est pacifique est sien.

Les hommes qui, comme moi, ont participé à la campagne de 1914 à 1918, ceux qui, comme moi, ont assisté aux épisodes de l’affreuse guerre civile qui désole d’Espagne, détestent le sang. Ils sont attachés au respect de la vie humaine, passionnément.

J’entends bien que certains, dans leur horreur de la guerre, évoquant ce que serait une guerre moderne, qui ne connaîtrait pas d’avant, ni d’arrière, avec son cortège de bombardement à gaz, de tueries de vieillards, de massacres de femmes et d’hécatombes de berceaux, se résignent à dire : « Tout ! Oui, tout ! même la servitude, plutôt que la mort ! »

Je comprends leur pensée. Nous avons connu, nous, les combattants écœurés de meurtres, cet état d’esprit tragique. Nous savons que ces idéalistes que sont les intellectuels ne reculent pas devant le danger. Nous savons qu’il ne s’agit pas chez eux de la vile peur de la mort. Nous savons qu’instruits par le passé, ils veulent seulement éviter au monde et à leur pays un nouveau bain de sang et des sacrifices vains. « On croit mourir pour la Patrie, disait Anatole France, on meurt pour les industriels. »

Et devant cette vanité des sacrifices, ils ne songent qu’à sauvegarder le bien le plus précieux des hommes, la vie... Ils espèrent de leurs deux mains réunies, en protéger la flamme vacillante, au milieu des pires tempêtes. Malheureusement, l’expérience de l’histoire nous enseigne qu’on en arrive parfois à perdre, non seulement les raisons de vivre, mais la vie elle-même, en voulant, par certains moyens, la sauvegarder.

La servitude conduit à la mort.

Dans notre défense enthousiaste de tout ce qui est vivant, nous ne pouvons accepter cet attentat contre la vie et les valeurs qui font la vie, qu’est la servitude. La guerre a besoin de la servitude.

La servitude moderne du fascisme fait des peuples d’immenses troupeaux marchant sous le signe de la mort. Mort morale, mort intellectuelle, mort physique. Nous ne voulons pas laisser conduire les peuples à l’abattoir de la servitude.

CONTRE LA SERVITUDE

C’est ce qu’avaient compris, dans le passé, de grands esprits de notre pays qui, contre la tyrannie, n’hésitèrent pas à se porter au secours de la liberté menacée.

Lorsque en 1822, le Congrès de Vérone chargea la France d’aller restaurer la Monarchie espagnole et d’écraser les libéraux constitutionnels, le grand publiciste Armand Carrel, à cette époque officier, donna sa démission pour aller rejoindre la légion qui défendait en Espagne, contre le corps expéditionnaire du duc d’Angoulême, la cause de la liberté.

Lorsqu’en 1830, le peuple polonais était aux prises avec la tyrannie du tsar et que la Prusse fournissait en armes la Russie, toute l’élite intellectuelle de notre pays s’est rangée aux côtés de la Pologne et a réclamé l’aide du peuple français.

Avec Lamartine et Daumier ce furent les grands journaux démocrates : le « National », la « Tribune », le « Charivari », la « Caricature » qui menèrent la lutte contre Louis-Philippe et Casimir Périer qui se faisaient les défenseurs de l’autocratisme. C’était l’époque où un M. Dupin, répliquant aux préoccupations généreuses de Lamartine, s’écriait : « Non ! Chacun chez soi, chacun pour soi ! » et où Louis-Philippe écrivait dans une lettre : « C’est nous, bien plus que les vainqueurs de Varsovie, que le cabinet de Saint-Pétersbourg doit remercier d’avoir écrasé la Pologne. »

Si Louis-Philippe et les esprits sans envergure qui l’entouraient furent satisfaits, l’indignation dut immense en France, après la défaite du peuple polonais.

« La prise de Varsovie, écrit Seignobes, fut l’occasion d’un deuil national. »

« A Paris, les affaires furent suspendues, les `théâtres fermés et l’opinion publique ressentit comme une insulte, la déclaration du ministre français des Affaires étrangères : L’ordre règne dans Varsovie. »

Lorsque, en 1849, les patriotes romains se soulevèrent contre la domination du Pape et proclamèrent la République, ce fut l’historien Edgar Quinet qui dénonça la politique d’intervention du prince président Louis Napoléon et annonça prophétiquement : « La défaite de la République romaine entraînerait la mort de la République française. »

On sait comment, deux ans plus tard, le 2 décembre, sa prophétie devait se réaliser.

De même, la Hongrie et la Grèce virent se rassembler autour d’elles, pour leur indépendance, les meilleurs esprits de l’Intelligence française du temps.

C’est ainsi que la France devint l’espoir et la lumière des peuples en lutte pour la liberté, parce qu’elle n’a jamais pu se résigner, ni pour elle ni pour les autres, à la servitude.

ON PEUT EVITER LA GUERRE

Cependant, s’il est dangereux de se résigner à la servitude, il ne faut jamais se résigner à la perspective de l’inévitabilité de la guerre. Ceux qui croient la guerre inévitable portent fatalement la guerre en eux.

Notre parti veut la Paix et il est prêt à tous les sacrifices pour la conserver. Mais nous demandons à ceux qui ne veulent pas de sacrifices vains pour la guerre, qu’ils ne consentent pas à des sacrifices vains pour la Paix.

Nous avons tout fait pour que le désarmement général et simultané – car tout désarmement unilatéral serait une duperie – devint une réalité. Les puissances enchaînées aux trusts l’ont écarté avec dédain. Nous avons réclamé la limitation des armements. Elle a été repoussée. Nous n’abandonnons pas, nous n’abandonnerons jamais la partie. On nous trouvera toujours prêts à la reprendre, Nous savons que le désarmement est le vœu le plus cher des peuples qui trébuchent ou succombent sous le fardeau des armes. Nous souffrons de cet incroyable gaspillage d’énergies et de richesses.

Nous avons tout fait pour que l’entente des peuples devînt une réalité. Et nous ferons tout pour y parvenir, nous, le Parti de la Paix et de l’unité humaine. Rien ne nous rebutera. Nous restons toujours prêts à discuter avec tout le monde, avec tout ceux qui s’affirmeront prêts à respecter leur signature, dans le cadre des accords internationaux et de la Société des Nations. Peu nous importe – et nous croyons que c’est là aussi le sentiment de l’intelligence française – quand il s’agit de sauver la paix, les régimes intérieurs des nations auxquelles nous nous adressons !

Nous ignorons pour notre part, ce qu’est un « ennemi héréditaire ». Nous n’avons de haine pour aucune nation, pour aucune race de la grande famille humaine. Nos bras sont largement ouverts à tous nos frères et ce n’est pas de notre côté que pourrait germer la monstrueuse idée d’une «  croisade » dont les peuples innocents paieraient les frais.

Mais nous dénonçons un risque redoutable pour la Paix.

LES TROUBLE-PAIX

Qu’on prenne bien garde que l’amour de la Paix, qui est la caractéristique de notre peuple et qui est si puissant dans les milieux intellectuels français, ne soit exploité par les trouble-paix pour nous conduire à la guerre... On ne calme pas les assoiffés de meurtre en reculant sans cesse devant eux. On augmente leur audace.

Sûrs de l’impunité que la réussite de leur bluff leur confère, ils profitent de la mollesse qu’on met à appliquer la loi internationale à l’agresseur pour bafouer le droit des gens. En agitant le spectre de la guerre quand ils sont encore incapables de la faire, ils gagnent du temps pour la préparer. Ils acquièrent ainsi une idée – heureusement fausse – de la faiblesse de leurs voisins. D’étape en étape et de chantage en chantage, ils organisent l’encerclement des nations qu’ils méditent d’anéantir, en même temps que, par la corruption, ils s’y assurent des complicités et des bases.

Pouvons-nous douter, par exemple, des intentions du chancelier Hitler quand nous savons que « Mein Kampf » est constamment réédité dans son édition intégrale, tiré à plus de deux millions d’exemplaires, distribué à profusion en Allemagne et que ce livre constitue un appel permanent à l’anéantissement de la France ?

On y lit, à la page 699, de l’édition allemande de 1935, que « l’ennemi
mortel et impitoyable du peuple allemand est et reste la France, quel que soit son gouvernement, royaliste ou jacobin, bonapartiste ou démocrate, clérical ou bolchevik
 ».

Et toute la politique internationale de ces derniers mois ne s’inscrit-elle pas en lettres de feu dans ce mot d’ordre inséré à la page 765 : « Une deuxième guerre viendra. Il faut auparavant isoler si bien la France, que cette seconde guerre ne soit plus une lutte de l’Allemagne contre le monde entier, mais une défense de l’Allemagne contre la France qui trouble le monde et la paix. »

L’injustice, la haine, la cruauté froide contenues dans ces textes remettent
à leur place toutes les déclarations de Nuremberg sur la Russie et le bolchévisme. Elles expliquent les interventions continuelles du IIIe Reich, ses coups de forces successifs, la violation de ses engagements, ses ingérences dans la politique française et l’aide qu’il n’a jamais cessé d’apporter aux rebelles d’Espagne.

C’est l’organisation internationale de la haine.

Eh bien, même cela ne nous rebute pas dans notre volonté de paix. Toujours, la France de Diderot souhaitera l’amitié de l’Allemagne de Goethe. Nous conservons pour le peuple allemand, pour la liberté de l’indépendance de qui nous avons payé de notre personne et de notre liberté, toute notre affection. Mais nous disons, avec la Ligue des Droits de l’Homme : « Prenez garde ! Les capitulations n’assurent par la paix. En laissant le champ libre aux violents, elles conduisent droit à la guerre. »

PAS DE CROISADE

Que veulent donc les communistes ?

Nous voulons seulement, mais nous voulons fermement l’indépendance de notre pays. L’indépendance de la France, nous la considérons comme l’un des moyens de la paix. Nous voulons que les Français soient maîtres et seuls maîtres chez eux.

Nous ne voulons pas que notre pays soit à la remorque de quelque gouvernement que ce soit. Ni de Londres. Ni de Rome. Ni de Berlin. Ni de Moscou.

La France est une grande nation prête à donner son amitié à tous les peuples de bonne volonté, mais elle n’accepte la servitude ni dans le domaine de la politique, ni dans le domaine de l’argent, ni dans le domaine de l’esprit.

Les menaces du fascisme hitlérien ont amené en France ce que Delmas, secrétaire du Syndicat des instituteurs, dans un récent article, appelait un « renversement des positions traditionnelles ».

Les travailleurs français, avec leurs drapeaux rouges, serrent maintenant les rangs autour du drapeau tricolore, tandis que ceux qui s’intitulent les nationaux se rallient autour de la croix gammée, insigne du fascisme international...

Est-ce à dire que pour sauvegarder la liberté de la France, nous soyons prêts à la constitution d’un bloc des démocraties pour l’opposer au bloc des fascismes ?

Ce serait une dangereuse illusion de croire qu’on pourrait protéger durablement la paix par cet équilibre hérissé des principes antagonistes et de baïonnettes affrontées.
Et nous comprendrions parfaitement la répugnance qu’éprouveraient à se laisser entraîner dans une telle aventure, les intellectuels instruits des leçons de l’histoire. Mais tel n’est pas, tel ne peut pas être notre but. Des amitiés, oui. Une coalition, non.

Notre respect du droit international écarte – à l’inverse du fascisme, interventionniste pas essence – l’idée de l’intervention. A l’image des jacobins nous nous défions des missionnaires armés.

Nous voulons simplement le respect du droit international. Nous voulons unir les forces de paix dans la dignité de la nation, pour offrir, avec plus de force encore et plus de retentissement, la paix au monde. Nous voulons une France forte parce que nous voulons la Paix.

Pour nous, la France est symbolisée par le paysan qui aime sa terre, cette terre sur laquelle les siens, de générations en générations, ont épuisé leurs forces, ont donné le meilleur de leur intelligence, de leurs bras et de leurs soins, le paysan qui a porté sur ses épaules les longs sacrifices de toutes les guerres et qui les a payées après les avoir faites, qui ne convoite par la terre d’autrui, mais qui ne veut, à aucun prix, qu’on vienne lui voler son bien. Il est toujours prêt à s’unir à ceux qui veulent le protéger.

CONTRE LES DIVISEURS

C’est l’union intérieure qui sauvegarde la paix extérieure.

Nous voulons unir pour la paix, ceux que l’on cherche, des chefs factieux aux chefs trotzkystes, à diviser.

Quel intellectuel français pourrait se refuser à voir le péril que fait courir à la
paix la vague de division et d’attentats individuels déchaînée par le fascisme et le trotzkysme sur le monde : assassinat de Barthou, assassinat du Roi Alexandre, assassinat de Kirov ?

Le procès de Moscou a apporté la preuve, de la bouche même des accusés trotzkystes, de cette politique d’aventures poursuivie en collaboration avec la Gestapo, et qui est aussi loin du communisme, que l’est du travail d’un honnête ouvrier, l’activité sanglante d’un vulgaire assassin.

Où nous voulons unir, eux, les contre-révolutionnaires trotzkystes divisent ; où nous défendons la démocratie, ils s’en montrent les ennemis irréductibles ; où nous cherchons à rassembler la nation française, ils en nient jusqu’à la réalité vivante ; où nous affirmons notre fraternité à l’égard des grandes organisations politiques et syndicales voisines, ils sapent l’autorité des partis et des syndicats.

Le débat n’est pas entre les communistes et les trotzkystes, il est entre les trotzkystes et la totalité des amis de la Paix et de la moralité mondiale.

Les aventuriers trotzkystes, spécialistes du terrorisme international et de la provocation, constituent un danger permanent pour la paix et aucune des légendes dont une connaissance insuffisante de leur activité passée et présente, les entoure aux yeux de certains, ne peut cacher leur caractère de fléau international.

On peut pardonner à la passion criminelle. On ne peut pas pardonner au crime conscient.

Quant à nous, Parti communiste, adversaires déclarés des attentats
individuels et partisans de l’union de la nation française contre la ploutocratie, nous ne cesserons pas un jour d’offrir le pacte de paix au peuple allemand, quelle que soit la mauvaise volonté ou les rebuffades de son Führer, jusqu’à ce que le pacte devienne une réalité.

Rien ne peut séparer ceux qui veulent profondément et passionnément la paix.

« La Paix, disait Aristide Briand, est une maîtresse exigeante. »

Elle veut, pour être défendue, qu’on lui consacre le meilleur de son activité et
de sa vie.

Qui, mieux qu’un homme formé par la culture française, peut ressentir cette obligation impérieuse ?

On a trop souvent et trop longtemps défiguré la France à l’étranger en la montrant turbulente, chauvine, légère et corrompue.

Les Français eux-mêmes se sont trop souvent et trop longtemps plus à se dénigrer.

Or, la France n’est pas cette caricature.

L’ardeur généreuse n’est pas la turbulence, le sentiment des valeurs et des traditions nationales n’est pas le chauvinisme, l’élégance n’est pas la légèreté et la corruption de quelques-uns - qui sont les mêmes dans tous les pays capitalistes et pour les mêmes raisons - n’est pas le fait du peuple français.

C’est la générosité française, c’est l’amour français de l’indépendance, c’est ce sens français de l’universel, c’est l’humanisme français qui demeurent les meilleurs garants de la volonté française de paix.

La Paix porte en soi l’attrait et le prestige du plus haut idéal de l’homme.

Si l’on fait pour elle des sacrifices, elle veut qu’ils soient utiles.

A défaut du désarmement sans cesse écarté, elle nous offre pour sa sauvegarde immédiate, la sécurité collective. La paix ne se bèle pas !

Unissons nos efforts et que l’intelligence française au premier rang – dans une union française qui n’est pas l’ « union sacrée » - lance inlassablement l’appel à la fraternité à ceux qui n’ont pas encore voulu l’entendre, à ceux qui se sont refusés à donner des gages de leur sincérité.

II- L’INTELLIGENCE ET LA LIBERTE

La paix ne se conçoit pas sans la liberté. Nous voulons une France libre. Les tyrannies engendrent la guerre. La servitude sert la mort. La liberté protège l’homme. Elle est la condition même de sa pleine réalisation. Elle est la cause du progrès et de la création dans tous les domaines.

L’homme ne peut penser et créer que s’il est libre.

Le drame historique de l’homme, c’est son combat contre les forces d’esclavage. La civilisation, c’est l’œuvre de la lutte pour la liberté. C’est à ce titre que nous considérons l’intelligence comme le combattant de la liberté.

Les intellectuels entraînent les masses, les galvanisent, décuplent leur force explosive par la puissance de l’esprit. Ils tirent les peuples de l’ornière et projettent la lumière dans les ténèbres.

Les communistes à leurs côtés sont les missionnaires historiques de la liberté.

C’est pourquoi les ennemis de la liberté cherchent à défigurer le Parti communiste français.

Une calomnie intéressée veut faire de nous des égalitaristes, niant la personnalité humaine, flattant les instincts grégaires et opprimant l’individu.

Les communistes, tout au contraire, cherchent à créer les conditions sociales nécessaires et indispensables au développement de l’individu.

Il y aura toujours des inégalités physiques ou intellectuelles. Ce sont les injustices des inégalités sociales que nous voulons abolir.

DEFENSE DE L’INDIVIDU

Le capitalisme moderne est la négation de l’individu. Il organise un implacable nivellement par la base. Il broie l’individu, il l’humilie en l’encadrant dans une organisation de termitière où la cadence exigée par le profit ne laisse plus à l’être le temps de penser, où il fait de lui un appendice de chair dans une machinerie d’acier.

C’est pourquoi si nous avons toujours admis la légitimité de la propriété, fruit du travail et de l’épargne, nous restons les irréductibles adversaires de l’exploitation de l’homme par l’homme.

Dans le monde capitaliste des monopoles privés, la personne humaine, cette grande force spirituelle, est traquée, régie et dégradée par la force honteuse de l’or.

L’or, aveugle et brutal, tue la lumière de l’esprit.

Qui, plus que l’intelligence, souffre de cette humiliation de la personne humaine ?

Qui, mieux qu’elle, peut avoir le sentiment des forces gaspillées, des valeurs perdues, de la vieillesse condamnée, du malheur d’être jeune, de la tristesse du poète sans audience, de la honte de l’artiste objet de luxe, du désespoir de l’inventeur sans laboratoire, de la misère intellectuelle de l’ingénieur déclassé ?

Les communistes, eux, proclament l’individu ! Ils l’accouchent de la société. Ils le délivrent.

Le communisme est la doctrine de son émancipation réelle.

Et le communisme ne se contente pas d’attendre la construction d’une société nouvelle, pour aider l’individu à se réaliser.

C’est dès aujourd’hui qu’il agit pour lui.

Il l’appelle à se réaliser, en luttant pour ses grands idéaux, en le conviant au désintéressement et à la création ardente.

DEFENSES DES VALEURS MORALES

Les communistes savent reconnaître les valeurs partout où elles se trouvent. Ils ne polémiquent pas avec l’histoire. Ils admirent l’esprit créateur d’où qu’il souffle, chez Vauban comme chez Balzac, chez Carnot comme chez Pasteur, chez Robespierre comme chez Napoléon.

Lorsque l’aviation française perd l’un de ses pionniers, en Blériot, ou lorsque la science française perd l’un des conquérants des Pôles en Charcot, notre Parti ne cherche pas si l’un était un patron de combat et si l’autre était un réactionnaire déterminé, il salue en eux, dans une délibération publique de son bureau politique, deux grands créateurs de valeurs humaines.

C’est l’une de nos façons de lutter contre ce qui nous est le plus étranger au monde, le sectarisme, qui rétrécit les perspectives de l’homme et rend sans cesse plus étriquée la personnalité.

Nous luttons pour la dignité de l’individu en combattant le matérialisme vulgaire engendré par le capitalisme, en allant débusquer de son repaire, cette « pièce de cent sous tapie », comme le disait Balzac, « au fond des consciences ».

Le capitalisme entend faire du ventre, le principal organe de l’humanité, et transformer l’esprit en une marchandise.

Sous son règne, toutes les valeurs immatérielles sont devenues des marchandises.

Le prêtre, le savant, le juge, le soldat ont perdu ce qui faisait leur force morale.

La conscience s’est cotée. Elle a sa bourse noire. La valeur de l’esprit suit la fluctuation des monnaies et le cours des changes.

Il y a une inflation et une dévaluation de l’intelligence.

Le capitalisme avilit la morale. Il s’attaque aux valeurs les plus sacrées comme un acide. Il dissout la moralité !

Le capitalisme détruit la famille, il la disperse, il la sabote.

C’est lui qui organise la terrible dénatalité de la France par l’hypocrisie sociale, la ruine des valeurs morales, le triomphe de l’égoïsme, le chômage et la tyrannie du profit.

Parce que nous combattons l’obscurantisme qu’il développe et l’absurdité économique qu’il provoque dans son agonie, parce que nous en appelons à la raison et à la science, le capitalisme se venge en nous dépeignant comme des matérialistes à sa manière, préoccupés uniquement de satisfaire des instincts.

OU SONT LES IDEALISTES ?

Où sont-ils, pourtant, les véritables idéalistes ?

Est-ce dans les rangs de ceux qui servent l’or, où dans les rangs de ceux qui le méprisent ? Est-ce dans les rangs de ceux qui s’arrêtent à la satisfaction des besoins ou dans les rangs de ceux qui veulent étendre le sens du héros en célébrant le héros-savant, le héros-mécanicien, le héros-ingénieur, le héros-paysan, le héros-poète, l’héroïne-mère ?

Est-ce dans les rangs de ceux qui acceptent l’humiliation d’encenser la ploutocratie ou dans les rangs de ceux qui, repoussant les privilèges que la haute bourgeoisie corrompue et corruptrice aurait été trop heureuse de leur offrir, suivent une vie médiocre, mais rectiligne, faite de sacrifices et de risques multiples, mais toute illuminée par la satisfaction de servir leur idéal.

Notre Parti, par le dévouement joyeux et l’intégrité inattaquable de ses militants, par son indépendance financière absolue, donne l’exemple de la propreté et de l’idéalisme.

L’attachement des communistes aux valeurs morales et spirituelles, leur intelligence des situations et de la complexité des problèmes, la simplicité de leur vie, la façon dont ils savent souffrir, perdre leur liberté et au besoin mourir pour la foi qu’ils ont en l’homme, c’est tout cela qui contribue à faire du communisme, un moment de la France éternelle et un moment du monde.

Attachés à la conquête par l’individu de la plénitude de sa dignité, les communistes s’inclinent devant tous ceux, quels qu’ils soient, qui cultivent leur conscience.

Il est naturel que nous respections la conscience de chacun, nous qui voulons que l’individu prenne toujours davantage conscience de soi-même.

La liberté de conscience est pour nous l’une des formes les plus sacrées de la liberté.

Profondément attachés à toutes les formes de la liberté, non seulement les communistes marquent leur souci constant de l’individu et donnent l’exemple de l’idéalisme, mais ils se proposent la construction d’un monde où la culture aura la place dominante.

Ils proclament et ils prouvent leur attachement aux traditions culturelles de la France.

Ils se félicitent de la place qu’elles occupent dans le monde. Les Français ont été et doivent continuer d’être de grands faiseurs de culture.

Les communistes veulent aller toujours plus loin dans l’union du travail et de l’art. Ils se sentent très près des bâtisseurs des cathédrales.

Ils appellent à l’union de la science et du travail. Ils se sentent déterminés par la longue et magnifique lignée de la science et de la philosophie françaises : Descartes, Pascal, les Encyclopédistes d’Alembert, Diderot. Et, dans la science moderne, ils réunissent dans la même vénération dégagée de toute
préoccupation politique, les Perrin, les Joliot-Curie et les Branly.

Le Parti communiste s’associe à l’éducation du peuple. Il ne se contente pas d’enseigner, dans ses écoles, sa doctrine. Il va plus loin. Il accorde tout son appui aux initiatives indépendantes prises par les Maisons de la Culture qui couvrent la France d’un réseau de plus en plus serré et réunissent déjà des dizaines de milliers de membres ou d’affiliés. Mais il se garde bien d’introduire, dans les Maisons de la Culture, des restrictions politiques. Il n’y réclame pour les siens que leur part dans l’union et la collaboration de toutes les tendances de l’esprit.

Nous savons bien que l’union, que la fusion totale du travail de la culture ne se fera que dans une société rénovée, débarrassée non seulement de la lutte des classes, mais de la notion même de classe. Cependant, dès à présent, nous travaillons avec acharnement pour développer, parmi les masses, la culture et pour défendre l’intelligence menacée.

LE FASCISME CONTRE LA CULTURE

Ce n’est un secret pour personne, que le fascisme ennemi de liberté est, par définition, une force qui brise le ressort de toute création humaine et qui avilit les valeurs spirituelles, par la restriction systématique de la culture.

Au service du capitalisme, le fascisme, escroc de la jeunesse, sacrifie tout à la défense d’un système économique condamné. C’est sa raison d’être.

Sous un aspect publicitaire de spiritualité hypocrite, il est le triomphe du matérialisme le plus bas. C’est pourquoi les oligarchies subventionnent son action.

« Périssent les valeurs spirituelles pourvu que subsiste le capitalisme ! » est en réalité sa devise.

Cherchant à consolider l’absurde, il est le négateur de la raison.

Le fascisme a peur de la raison.

Or, la France a toujours été la terre élue de la raison, la grande civilisée qui a combattu pour le nationalisme. La lutte contre l’obscurantisme s’illustre en France, avant Diderot, des grands noms de Rabelais, de Montaigne et de Descartes.

De Descartes, certains n’ont voulu retenir que le côté métaphysique. Ils l’ont ainsi défiguré. Descartes, c’est avant toutes choses, le champion du libre examen, du droit de chacun à la réflexion, le grand porte-parole de la raison.

Le fascisme, lui, veut priver le monde de la raison en privant le monde de la culture.

Les exemples abondent.

Prenons l’Italie.

Constatons, d’après le « Bulletin de statistique de 1934, sur la répartition des étudiants d’après la profession du chef de famille », que, pour l’université de Padoue, par exemple, l’instruction se concentre entre les mains des classes riches ou aisées : restriction de la culture.

Sur 2.928 étudiants, tandis que les fils d’industriels et d’entrepreneurs représentent 24 %, les fils de propriétaires 25,4 %, les fils de pères exerçant des professions libérales 24,8 %, les fils d’employés ou de fonctionnaires (fascistes pourtant) ne représentent que 22 % et les fils d’ouvriers 2,7 %.

Cette élimination de la masse remédie-t-elle à l’encombrement des carrières intellectuelles. Pas du tout.

Le journal « Cantière » de Rome du 29 décembre 1935 dit, que pour un concours ayant eu lieu à Rome, en vue de pourvoir à 60 poste d’agents de police, au traitement de 500 lires par mois, sur les 3.000 concurrents qui s’étaient présentés, il y en avait plus de 1.000 pourvus de baccalauréats ou de doctorats.

« Nous allons, s’écriait M. Mussolini, le 26 mai 1934, vers une période d’une humanité nivelée à un standard plus bas. »

« Je conçois la nation italienne, a-t-il proclamé, comme en perpétuel état de guerre. »

En Allemagne, c’est encore plus lourd.

Pour les bacheliers, le camp de travail est devenu un service obligatoire de six mois. Le but poursuivi est de les inciter à abandonner leur idée primitive de poursuivre leurs études supérieures.

Le cours de pédagogie politique de l’Université de Berlin l’avoue qui commence par ces lignes :

« Nous pouvons résumer la signification du national socialisme dans le domaine spirituel en un mot : le remplacement du type de l’intellectuel par le type du soldat. »

Le résultat est tangible.

Le nombre des étudiants admis en première année dans les universités allemandes, qui avait été en 1931 de 30.800, a été en 1934 de 10.000.

Le nombre total des étudiants qui était pour l’ensemble des universités allemandes de 129.600 en 1932, n’est que de 95.667 en 1934 pour le même semestre. Et malgré cette diminution, le chômage intellectuel sévit toujours.

Comme pour rendre plus éclatante sa doctrine, l’hitlérisme l’illustre et l’éclaire à la lumière des bûchers pour lesquels sont brûlés des milliers de livres !

Et les rebelles espagnols l’imitent !

En brûlant les livres, c’est-à-dire le signe des valeurs culturelles, les fascistes prétendent désintoxiquer la nation !

A dire vrai, ils ne cherchent qu’à détruire la raison et la réflexion pour que l’individu encaserné dans les usines ou embauché dans les milices et les phalanges, vive dans l’esclavage sans pouvoir se rendre compte de la gravité de sa déchéance.

Les fascismes haïssent la raison, parce que la raison est la lumière intérieure de la personne humaine, sa commune mesure avec les autres hommes et le grand ferment de la liberté.

Le fascisme aggrave l’obscurantisme et alourdit l’asservissement de l’homme à la machine. La termitière capitaliste, où la fourmi humaine apercevait encore parfois une lueur capable de la conduire à l’évasion, devient une obscure machinerie broyeuse, un enfer sans rémission, une Métropolis sans lumière.

Le fascisme avilit l’art qu’il met au service exclusif d’une politique. Les conséquences sont désastreuses. La qualité baisse. Le schématisme s’empare de l’art qui devient un simple instrument de propagande, c’est-à-dire, un art desséché, officiel, menteur.

Les communistes, eux, détachent l’art de l’étroitesse politique. Ils libèrent ses ailes des liens du capitalisme. Ils lui donnent, à ses risques et périls – c’est-à-dire, en toute indépendance – pour public, un peuple entier.

Ils repoussent la pièce à thèse, le roman à thèse, la thématique obligatoire. Ils ne demandent à l’art que d’être libre, d’être sincère et d’être humain.

Contre l’art pourri, pornographique, malsain, déraisonnable, inspiré par la décadence des mœurs bourgeoises, les communistes appellent le retour à l’art sain dans la liberté.

Le fascisme avilit la science en l’appelant à n’être plus qu’une
section de l’industrie de guerre. Et, pour ses fins, il lui demande de mentir à ses destins de raison et de vérité.

AU SERVICE DE LA VERITE

Le fascisme est l’ennemi de la vérité. Pour les besoins de sa cause, systématiquement, il l’étouffe.

La France, elle, est le pays des défenseurs de la vérité.

De Voltaire avec l’affaire Calas, à Zola avec l’affaire Dreyfus, elle s’est toujours rassemblée derrière ses plus grands esprits pour défendre la vérité outragée.

Quant au communisme, doctrine scientifique, il est la recherche permanente de la vérité. Il sait que le mensonge est toujours l’arme des propagateurs de l’obscurantisme et des ennemis de la liberté.

Tandis que les fascistes tendent à consolider ce qui est mort, ce qui croule et ce qui, du passé, empeste déjà, les communistes, au contraire, sont les hommes des valeurs vivantes, les hommes de l’avenir des masses et de l’avenir de l’esprit.

L’avenir de l’esprit passe par le chemin des grandes masses humaines... Les masses sont devenues majeures. Elles jaillissent, concentrées par lui, du capitalisme. C’est d’elles déjà que sort, impérieux, en même temps que des milieux de l’intelligence, l’appel à l’esprit.

Il est temps de donner le pas à l’esprit sur les forces de la matière.

« Le socialisme, a dit Engels, c’est la soumission des forces économiques aveugles à la raison. »

C’est le passage du règne de la nécessité au règne de la liberté.

Mais pour que la liberté règne, il faut que l’homme qui n’est aujourd’hui qu’un instrument, qu’un moyen, devienne une fin.

NOTRE HUMANISME

Au-dessus de tout, les communistes placent l’homme.
Et ici, encore, par cet humanisme, ils se montrent les fidèles héritiers des traditions culturelles de la France.

L’humanisme est profond dans les masses laborieuses. Elles se sont, bien avant qu’il ne devienne une réalité, bercées du rêve d’une société profondément humaine. C’est l’idéal humain qui animait la Révolution française. C’était un songe humanitaire qui guidait les socialistes utopistes.

Nous sommes attachés à la raison, mais notre humanisme nous garde de tomber dans l’excès qui consisterait à tout réduire à la froide raison.

On a voulu nous présenter comme des théoriciens sans entrailles, des donneurs de férule, des livresques, et des cœurs secs...

La vérité est tout autre.

Le communisme ce n’est pas l’inhumain, c’est l’humain. Le communisme sait les immenses valeurs du sentiment, il comprend les raisons du cœur.

L’humanisme des masses s’exprime par la solidarité qui fait que le voisin ne peut sentir souffrir son voisin sans lui porter secours, quels que soient les risques qu’il puisse y trouver. Et notre sens de solidarité ne nous empêche pas de voir – bien au contraire – ce qu’il y a d’humain dans l’attendrissement et dans le besoin de bonté de la charité.

Certes, nous savons bien que la charité n’est pas une solution au problème social. Mais nous savons aussi qu’elle est l’une des expressions du cœur, l’une des formes de l’amour humain.

Cette unité que nous prêchons ardemment, cette union de la nation française que nous préconisons, elles sont le reflet chez nous et l’organisation du sentiment de fraternité et d’amour des masses.

CONTRE LA HAINE

Avec l’amour, nous retrouvons une fois de plus l’individu pantelant, froissé, blessé, violenté par le capitalisme. Le capitalisme s’acharne à tuer l’amour en rendant triviales ses délicatesses par la contamination de l’argent et en professant la haine.

Il enseigne le terrible « chacun pour soi » ; il crée la solitude de l’homme.

Alors que le communisme met en action et glorifie l’amour humain, alors qu’il se félicite de la juste importance que l’intelligence lui accorde, le fascisme, lui, marche le poignard à la ceinture, arme les petits enfants, glorifie la haine. Il célèbre le culte de la haine : haines raciales, haines nationales, haines personnelles. Contre cette affreuse propagande de haine, le Parti communiste tout entier se lève.

Nous ne voulons pas qu’on oppose une moitié de la France à l’autre moitié, nous qui savons que les ennemis et les exploiteurs du peuple ne représentent qu’une poignée de ploutocrates, les maîtres, toujours moins nombreux, des moyens de production et d’échange : les trusts.

Nous n’acceptons pas de considérer comme perdue pour la démocratie, la vérité et la raison, l’écrasante majorité de ces quatre millions de Français qui se sont prononcés contre le Front populaire.

S’ils se sont trompés, c’est à nous d’avoir assez de patience et d’amour pour leur expliquer leur erreur.

Nous souffrons de la lutte des classes. Nous la subissons et nous voulons l’abolir.

On reproche à nos amis de saluer le poing levé ?

Les agents français de Hitler et de Mussolini saluent, eux, à l’italienne ou à l’allemande. Ainsi leur salut est l’aveu de l’inspiration qui les guide.

Nous ne tenons aucunement, nous communistes, à telle ou telle forme de signe de ralliement.

Maurice Thorez , secrétaire général de notre Parti, déclarait le 25 juillet 1936, « qu’il n’estimait pas indispensable de lever le poing, pourvu qu’on soit vraiment résolu à servir la cause du peuple ». Et nous n’avons jamais voulu mettre une menace dans le salut viril du poing levé. Notre joie c’est de l’abaisser et de l’ouvrir.

Nous allons, la main tendue vers tous les hommes de bonne volonté.

Nous luttons avec ferveur contre la domination de la violence.

La théorie et la pratique de la violence dans le monde, c’est le fascisme.

Toute l’histoire de la conquête de la liberté n’a été que la lutte de la vaste humanité des faibles contre la violence de l’étroite minorité des puissants.

La violence est l’ennemie de l’intelligence.

Aux côtés de l’intelligence, nous protégeons contre la brutalité montante, tout ce qui contribue à l’affinement des relations humaines. Nous sommes attachés à cette sélection de grâce et de mesure qui s’appelle la politesse française.

L’UNITE POUR LA LIBERTE

Est-ce à dire que, devant la violence, nous acceptions de nous offrir en proie désarmée à ses excès ?

Pas le moins du monde.

La passivité n’est qu’un encouragement aux violents ; la non résistance est en définitive la reconnaissance de la violence.

Seule l’union permet de vaincre la violence fasciste.

Nous en avons fait l’expérience en France, lorsque, à l’appel des communistes, a commencé à monter, après le 6 février, la vague d’unité populaire qui devait barrer la route aux factieux. Les muscles et l’intelligence ont fait la chaîne. C’est que, dans l’union de tous les hommes de bonne volonté contre les fauteurs de violence, les intellectuels devaient avoir une place de choix. Ils ont élevé la voix et ils ont été entendus. Il en a toujours été ainsi dans le passé, il en sera ainsi dans l’avenir.

La reconnaissance que leur vouent les masses est pour eux, nous en sommes sûrs, la meilleure des récompenses et l’une des plus grandes parmi leurs raisons d’espérer.

Elle est la garantie de la remise en ordre de la France.

Alors que les fascistes exploitent au service des oligarchies le désordre économique et la pourriture du monde capitaliste, l’intelligence et le communisme s’efforcent de rétablir l’ordre et de rendre la santé aux nations.

Ils veulent bâtir un monde intelligent.
Le communisme, initiateur du Front populaire, a fait, en France, reculer la violence fasciste.

A la violence, il a opposé la force de l’idée, la force de la raison, la force du cœur, la force de la liberté, la force des masses. Il a prouvé par là que le fascisme n’était en rien une phase fatale de l’évolution des sociétés dans la période du pré-socialisme.

Le communisme a déjà brisé la première attaque fasciste. Il aidera l’intelligence à achever de vaincre la bête.

Il est le Parti de la Victoire, parce qu’il est le Parti du Travail !

III L’INTELLIGENCE ET LE PAIN

Le type même du désordre triomphant dans le monde actuel, c’est l’économie capitaliste. L’intellectuel voudrait-il se réfugier dans sa fameuse tour d’ivoire, qu’il ne le pourrait plus.

L’économie du monde à l’envers l’a dynamitée. Elle s’est effondrée comme un château de cartes.

L’intellectuel constate ce paradoxe que l’homme qui a soumis les forces de la nature devient l’esclave de l’économie qu’il a créée.

Les grands maîtres du socialisme ont toujours montré et dénoncé ces contradictions inévitables. Sous la domination du profit l’individu perd de plus en plus sa chance de mise en valeur. Il ne se réalise pas. Et l’humanité perd le bénéfice de la réalisation de l’individu.

Le régime du profit arrache ou dispense parcimonieusement leur pain aux intellectuels et aux artistes. Et avec le fascisme, il leur offre « des canons à la place de beurre ».

Il les réduit à la portion congrue, créant ainsi pour eux de mauvaises conditions de production. Il les contraint à pratiquer un certain malthusianisme de l’esprit. Il leur reproche d’exister. Il les déclasse. Il se plaint amèrement de la « surproduction intellectuelle ».

Où il est responsable, avec son appétit de lucre, il dénonce la machine et la désigne à la colère des masses.

En s’attaquant à la machine, en inventant de toutes pièces le prétendu conflit de l’homme et de la machine, il s’attaque à l’Esprit qui l’a créée.

Les crises ne sont pas autre chose, comme l’a fort bien dit Maurice Thorez, que la révolte des machines modernes contre la forme de propriété des grands moyens de production.

La machine n’est pas l’ennemie de l’homme, elle est l’ennemie du capitalisme.

PAS D’EMBAUCHE !

Le capitalisme, en France, veut contingenter l’intelligence. Ses porte-paroles et ses porte-plumes s’y emploient.

C’est M. Laffite, de l’Union Nationale des Etudiants de France, qui, dans « l’Illustration », signale que le pays est prêt à engendrer « un prolétariat intellectuel redoutable par sa masse, sa culture et son amertume ».

C’est M. Buré, qui, citant Modeste Leroy, dans « l’Ordre », s’écrie qu’on forme « des apprentis déclassés qui seront peut-être de dangereux perturbateurs »...

Alors que Danton disait : « l’instruction est, après le pain, le premier besoin du peuple », M. Caillaux proclame au contraire : « il faut arrêter le Prométhée de la Science. » Il ajoute : « Il faudrait tempérer les aspirations déraisonnables qui se font jour dans l’esprit des pauvres et des humbles. »

Et le même Buré, que je cite plus haut, écrit, avec le mérite de la franchise, qu’une large diffusion de la culture est peut-être « compatible avec le régime communiste, mais non pas avec le régime capitaliste ».

M. Flandin ne s’exprime guère autrement lorsqu’il déclare dans une interview de « Candide » : «  Il est temps de recréer des terrassiers, des maçons des couvreurs, dont la France a plus besoin que de licenciés ès-lettres. »

Il n’y a qu’un malheur. C’est qu’en l’état actuel des choses, on n’utilise pas davantage la culture des maçons, des terrassiers et des couvreurs que celle des licenciés ès-lettres. Les uns et les autres chôment.

La classe dirigeante est prise de panique devant ce qu’elle appelle « la surproduction intellectuelle ».

« Ne faites pas de vos fils des médecins ! » s’écrie le docteur Balthazar.

« N’allez pas aux colonies ! » s’écrie M. Gourdon, directeur de l’Ecole Coloniale.

« Et surtout, pas de retour à la terre ! » concluent les gros fermiers en examinant les statistiques de leurs bureaux de placement.

« Entre ingénieur ? » s’exclama M. Paul Dubois, secrétaire de l’Union des Syndicats d’Ingénieurs, « gardez-vous-en bien ! Les ingénieurs désormais sont destinés à devenir des clochards, et s’ils sont privilégiés, à pousser avant l’aube un diable aux Halles, ou à faire des gardiens de nuit sur les chantiers. »

On considère comme un désastre que le nombre des étudiants de nos facultés soit passé en trente ans de 30.000 à 87.000, et que le rayonnement de la culture française attire aujourd’hui dans nos universités 17.000 étudiants étrangers, au lieu de 1.700 en 1910.

Cependant, le nombre des illettrés est encore important et le nombre de semi-lettrés considérables en France. Et il est écrasant dans les colonies. L’intelligence n’est pas surproduite, elle est mal distribuée. On manque de médecins aux portes de Paris (en Seine-et-Marne, par exemple, il y en a pour 1.971 habitants). Aux colonies, dans l’ensemble, il n’y a que 450 médecins civils pour 44 millions d’habitants.

L’absence de médecine sociale – seule efficacement préventive – sacrifie par la tuberculose, l’alcoolisme, la syphilis, le cancer, l’avortement, des dizaines de milliers d’êtres chaque année, dans un pays où se joue le drame de la dépopulation. Des richesses immenses ne sont pas exploitées – ne s’agirait-il que de la houille blanche – qui pourraient employer une armée d’ingénieurs. Les laboratoires sont délabrés, sans outillage, sans argent. Les inventeurs désintéressés meurent de faim. Les musées sont insuffisants et presque toujours mal classés, les bibliothèques populaires sont lamentables. Le théâtre se meurt. Les concerts sont réservés à une mince couche d’amateurs. Les artistes – considérés comme un luxe pour la classe dirigeante – restent coupés de leur public de masse. Le cinéma et la radio sont asservis à l’argent et stérilisés. La maison ouvrière, qui devrait occuper à sa construction des milliers d’architectes, de décorateurs, de peintres, reste le vieux taudis ou la boîte à loyers sans décor. Le lieu de rassemblement des travailleurs, qui devrait être le club ou la maison du peuple, avec son cinéma, sa T.S.F., ses expositions, son musée, sa bibliothèque, son théâtre et ses concerts, demeure la salle de bistrot du coin, avec son alcool, ou le hall des Prix Uniques. Pas d’embauche pour l’intelligence !

LE MONDE A L’ENVERS

La France, avec toutes ses richesses intellectuelles de vieille et magnifique civilisation, laisse, par la faute du capitalisme, dépérir les forces de l’esprit ; elle les réduit à la démoralisation du chômage, au désespoir de l’impuissance. Elle laisse en jachère des intelligences par millions, elle voue à la destruction une quantité importante de celles qui sont formées et n’en laisse subsister qu’une minorité, à condition qu’elles acceptent d’être durement asservies à l’argent.

Ce faisant, elle est absolument dans la logique d’une économie qui, lorsque 30 millions de chômeurs peuplent le monde de leur faim, détruit en quelques mois sur la surface de la terre, 886.000 wagons de blé, 114.000 wagons de riz, massacre et soustrait à la consommation américaine 600.000 vaches et 6 millions de porcs, sacrifie 20.000 vaches laitières en Hollande, ensevelit 550.000 moutons en Argentine, brûle l’orge et l’avoine au Canada, flambe le coton en Egypte, noie au Brésil 34 millions de sacs de café par an, fait des bûchers de 13 millions de tonnes de canne à sucre à Cuba et, en France même, voue à la chaux vive des vaches pseudo-tuberculeuses, arrache les ceps de vigne, dénature le blé pour le donner aux cochons ou le laisse charançonner dans les silos et décide de briser dans le Nord les machines du dernier modèle dans certaines fabriques du textile.

Dans ce que j’appelle le monde à l’envers, dans ce monde barbare de 1936 où l’abondance crée la misère, l’intelligence subit la loi de l’absurdité économique qui l’entoure et de la monstruosité sociale qui constitue la suprématie du profit.

C’est donc à l’intelligence de s’insurger, de réagir sur les causes de son avilissement et de devenir cause à son tour dans la remise en marche de l’économie... C’est à elle de contribuer, aux côtés du prolétariat, à remettre le monde à l’endroit.

IV SOLUTIONS

Il ne s’agit pas pour cela de détruire la machine. Tout au contraire, il s’agit de la perfectionner encore. Et si elle risque d’éliminer de nouveaux hommes de la production, il ne s’agit que de transformer le chômage en loisir. Le progrès technique et les masses exploitées seront les fossoyeurs du capitalisme.

Tout le problème est là. Mettre la machine au service de l’homme et cesser de faire de l’homme l’esclave de la machine. Rompre avec cette économie où des insectes aveugles travaillent désespérément et sans arrêt à construire un monde dont ils ne profitent pas et qui les tue.

La technique moderne mise au service de l’homme permet d’envisager une utilisation de toutes les énergies valables par la diminution des heures de travail avec maintien d’un salaire vital.

Mais il faut la délivrer du profit capitaliste dont la logique interne est de créer le chômage, de s’en servir pour menacer les salaires, d’exiger du même ouvrier des heures supplémentaires plutôt que d’organiser le travail en plusieurs équipes.

Dans une société remise à l’endroit, le développement des loisirs rend aux travailleurs cette richesse inestimable qu’est l’amour du métier. Il réveille l’intelligence créatrice, diffuse la culture, donne enfin un public aux artistes, aux écrivains, aux dramaturges, aux poètes…

La Société nouvelle du travail sera dirigée par la raison et par l’intelligence ou elle ne sera pas.

Comment y parvenir ? Comment arrêter le rouleau compresseur des trusts broyant la société ? Comment arrêter la marche de la ploutocratie levant le drapeau du désordre et de la haine ?

Certains ont voulu montrer le fascisme comme le rénovateur de l’économie. Nous avons vu ce qu’il en fallait penser. Le fascisme consolide le désordre économique et si sa démagogie sociale jette quelquefois du lest, c’est uniquement pour permettre à la vieille injustice de tenir l’air un peu plus longtemps.

Mais le fascisme continue à asservir l’Esprit au matérialisme capitaliste.

UNION DE L’INTELLIGENCE ET DU TRAVAIL

Le communisme, lui, donne toute sa part et toute sa valeur au travail intellectuel.

Il veut faire une France heureuse. Une France propre. Une France jeune !

Il veut surtout discipliner les forces aveugles et il sait que seule la raison reconnue comme force dirigeante peut y parvenir.

Il veut surtout en finir avec l’absurde.

Mais il n’y a pas plus de création spontanée dans le domaine économique que dans les autres. Le monde à l’envers ne mourra pas de sa seule absurdité et ce sont les cerveaux et les masses des hommes qui créeront le monde nouveau.

A l’intelligence de prendre sa place, maintenant, et toute sa place, dans l’exécution de cette tâche.

Nous avons tout fait et nous ferons tout pour que, en vue de la tâche commune, les intellectuels et les ouvriers se comprennent pleinement.

L’intelligence sent de plus en plus la force magnifique constituée par une classe ouvrière sortie de l’enfance, consciente et de ses droits et de ses devoirs, respectueuse des machines, assoiffée de connaissances et orientée désormais vers les tâches constructives. Quant aux travailleurs, ils ont une affection passionnée pour les grands esprits qui vont au-devant d’eux.

L’ouvrier qui ne connaît pas Platon n’est pas plus responsable de son ignorance que ne l’est de la sienne l’helléniste qui ne sait pas planter un clou sans se frapper sur les doigts.

Les gens cultivés comprennent de plus en plus qu’il existe une culture ouvrière et une culture paysanne.

Demandez à un ouvrier mécanicien de vous expliquer le détail de la mise au point d’un moteur et vous serez étonné de la somme de connaissances, d’expériences, de culture en un mot, dont il fera preuve. Il en sera de même pour le paysan qui vous parlera de l’art du labourage, pour le vigneron qui vous parlera de la science du vin.

C’est que la Culture est faite de l’ensemble du travail productif de l’homme dans l’espace et dans le temps. Elle est l’addition de l’effort de celui qui travaille plus spécialement de ses mains et de celui qui travaille plus spécialement de son esprit.

C’est la force ouvrière qui, dans le passé, a conquis les 8 heures et qui, récemment, a obtenu de nouvelles lois sociales qui sauvegardent en même temps que sa vie, sa dignité. Qui ne se rend compte que les conquêtes des masses ouvrières sont autant de garanties pour la protection du travail intellectuel ?

C’est de l’addition des forces ouvrières et paysannes, avec les forces de l’esprit que dépend la création de l’homme nouveau.

Les intellectuels qui, au milieu de la misère présente, restent animés du plus noble idéalisme, sont préoccupés par l’avenir de la France et du Monde.

Le Parti communiste montre la voie de l’action, de la vérité, de l’amour, de la liberté et de la paix. Il ne s’agit pas d’imiter servilement tel ou tel pays. L’U.R.S.S. s’est libérée dans des conditions propres à la Russie et nous l’en admirons d’autant plus. Mais chaque pays donnera, selon ses traditions nationales et son degré d’évolution, son aspect particulier au socialisme.

Dans cette tâche, le Parti communiste français se sent profondément le continuateur de la France.

NOUS CONTINUONS LA FRANCE

Nous continuons la France, la France généreuse, accueillante, compréhensive, rayonnante, toute de mesure et de goût. La France qui ne peut connaître les excès du racisme, elle qui est la somme harmonieuse de tant de races, puisque sa situation géographique d’extrême-cap de l’Europe en a fait le point où les invasions sont venues se heurter à la mer et arrêter leurs vagues, la coupe où elle se sont décantées, le filtre où elles ont laissé leurs échantillons humains quand elles ne s’arrêtaient pas...

La douceur de son climat, ses ressources, l’heureuse disposition de ses plateaux et de ses vallées, y ont fixé les hommes de bonne heure, et les ont incités aux travaux de l’esprit. Il y a plus d’un trait commun entre la grâce d’un renne gravé et peint par un chasseur préhistorique sur la paroi d’une grotte ornée de la Dordogne ou de l’Ariège, et celle du cerf qui surmonte la porte du château d’Anet.

C’est de cet ensemble de richesses culturelles que nous nous sentons les héritiers.

Nous continuons la France. Nos militants sont profondément enracinés à son sol. Leurs noms ont la saveur de nos terroirs. Notre ardeur à conquérir notre patrie pour les plus grandes masses qui en sont encore expropriées, vient de l’amour que nous avons pour notre pays et de notre volonté d’internationalistes que son rayonnement aide toutes les nations à retrouver, dans la paix, leur indépendance et à développer leur culture nationale, dans la marche en avant de la civilisation universelle.

Nous continuons la France. Et c’est parce que nous continuons la France que nous voulons sauver la culture. Et c’est parce que nous voulons sauver la culture et que, dès nos premiers pas, nous avons eu l’appui d’Anatole France, de Henri Barbusse, de Raymond Lefebvre, que nous voyons maintenant marcher à côté de nous, quelques-uns parmi les plus grands d’entre les savants, les professeurs, les écrivains et les artistes français de ce temps, autour d’André Gide, de Romain Rolland, de Malraux, de Jules Romains, de Benda, de Luc Durtain, de Vildrac, d’Aragon, de Lenormand, de Jouvet, de Lurçat, de Langevin, de Perrin, de Prenant, de Wallon, de Jean-Richard Bloch, de Dullin, de Moussinac, de Jean Renoir, de Francis Jourdain, de Le Corbusier, de Léger et de tant d’autres.

Nous continuons la France. Et c’est pourquoi nous en appelons, en même temps qu’à l’intelligence, à la jeunesse sacrifiée, à son esprit combatif, à son désir « que ça change », à son besoin de sacrifice, à son désintéressement, pour lui faire comprendre le monde et pour essayer avec elle de le mettre enfin à l’endroit.

Notre monde à l’envers est une cinquante chevaux en parfait état de marche, dont le conducteur exige qu’elle soit tirée par une paire de bœufs et que, par surcroît, il met en marche arrière.

Il est temps que l’esprit nous aide à mettre les jeunes réalités dans de
jeunes formes.

C’est la vocation de l’intelligence.

L’INTELLIGENCE A LA CROISEE DES CHEMINS

En décidant de leur propre sort, en choisissant la bonne route, les intellectuels décideront du sort de l’humanité.
L’intelligence est à la croisée des chemins.
Il lui faut choisir !
La guerre ou la paix,
La servitude ou la liberté,
La haine ou l’amour,
Le mensonge ou la vérité,
La passivité ou l’action
La misère ou le bien-être créateur ?
Qu’elle décide !
Une vaste réunion des intellectuels français pourrait apporter à la France la somme de leurs méditations, de leurs recherches, de leurs solutions des problèmes, de leurs connaissances techniques, de leur expérience.

Les maîtres de la science et de l’art doivent être consultés et entendus.

Il ne s’agit pas de réunir un parlement de parleurs, il faut constituer une assemblée qui travaille.

La société malade appelle en consultation ses médecins.

Nous, communistes, sommes persuadés que l’intelligence française peut apporter aux problèmes posés des solutions insoupçonnées.

Nous ne connaissons encore que fragmentairement ses tragiques cahiers de doléances. Ils sont encore retenus dans la retraite, modeste et comme pudique, des bureaux et des laboratoires.

Il faut que l’intelligence dresse son réquisitoire complet et qu’elle motive ses arrêts.

Nous proposons la convocation des Etats généraux de l’intelligence française.

Trop longtemps les intellectuels ne sont apparus qu’à travers le miroir déformant de leurs opinions politiques.
Il faut, cette fois, qu’ils se réunissent, d’où qu’ils viennent, et qu’ils décident souverainement.

Trop souvent la France a été gérée par des improvisateurs et des bavards.

Maintenant, c’est aux hommes qui ont pénétré jusqu’au fond les problèmes, de décider.

C’est à l’Esprit que le Parti communiste français, parti des masses travailleuses, fait confiance pour l’aider à résoudre les problèmes de la paix, de la liberté et du pain des hommes.

C’est à l’esprit de préparer et de proclamer à nos côtés la victoire de la dignité humaine.