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jeudi 11 juillet 2024

LA DROGA COMO ARMA CONTRA EL PUEBLO : Bloods VS Crips (Los Angeles a finales del siglo XX)


En Francia, el máximo representante de la lucha contra el narcotráfico (Ocrtis), el comisario François Thierry, supervisó en octubre de 2015 la importación de 15 toneladas de haschich.  Qué cada cual saque sus conclusiones sobre el objetivo: controlar el tráfico mediante una fracción considerable del consumo total anual (es la defensa del comisario) o bien, cómo en el caso del cuartel de la Guardia civil de Intxaurrondo, quebrar la lucha de clase en los barrios proletarios? (que se lo cuenten a los Chinos de hoy con su recuerdo de las guerras del Opio...)

Habitualmente el narcótrafico es asunto de delincuentes y basta: la culpa la tiene el enemigo del interior o de abajo, nunca el enemigo de arriba.

Es bien conocida la introducción de droga por la policia en los ghettos de USA a finales de los años 1960. Fue una de las artimañas para reventar la lucha de clases entonces y tratar de impedir su posible rebrote/organización. 

Por otra parte está la represión del informante. Cuando su investigación consigue subir los peldaños de la responsabilidad estatal, el periodista ya no pertenece al cuarto poder y también se vuelve presa.

 

 Cuándo la CIA llenó de drogas los barrios pobres de Los Ángeles (o la mala suerte de Gary Webb) 

 

El periodista norteamericano Gary Webb fue posiblemente el primero en usar internet para denunciar las operaciones de la CIA, pero no tuvo la suerte de Edward Snowden y Julian Assange. Lo encontraron muerto con el rostro destrozado por dos disparos calibre 38 el 17 de diciembre de 2004 en su casa de California. Sin embargo, su caso lo consideraron suicidio y la policía sostuvo la insólita teoría de que se auto infligió las dos mortales heridas de forma sucesiva.

Ocho años antes, cuando trabajaba para el diario San José Mercury News en su formato digital, evidenció en una saga de artículos cómo la CIA en la década de 1980 vendió toneladas de crack en los barrios pobres de Los Ángeles, principalmente entre la población negra, y utilizó el dinero para sufragar las guerra de la Contra nicaragüense que trataba entonces de derrotar al gobierno sandinista en Nicaragua.

En los materiales reveló por primera vez cómo el flujo de cocaína se originaba en las bases del ejército salvadoreño por aviones de ese país hacia aeropuertos militares estadounidenses, donde era desembarcada bajo protección oficial para ser repartidas a las organizaciones de traficantes controladas por los servicios de inteligencia locales.
 

Sus investigaciones periodísticas se basaron en documentos desclasificados de la CIA y los testimonios de participantes en la operación, entre los cuales se encontraba Ricky Ross y “Chico Brown”, traficantes importantes de drogas de la costa oeste de Estados Unidos quienes operaban bajo la sombrilla de la central de inteligencia y “Cele Castillo” ex oficial de la Agencia Anti Drogas (DEA), testigo de la introducción de los estupefacientes y autor del libro “El polvo arde” sobre esas acciones encubiertas.

La serie documentó que jefes de la contra nicaragüense organizaron  una red de traficantes en Los Ángeles y distribuyeron toneladas  de cocaína a dos pandillas denominadas los crips y los bloods por medio del mencionado Ricky Ross. La cocaína era procesada y se le adicionaban sustancias químicas que incrementaban el volumen de venta y la nocividad al convertirse en crack. Mientras, la CIA y DEA miraban al otro lado.

En los artículos, Webb describía el papel de rectores del tráfico de cocaína, de Luis Posada Carriles y sus cómplices. Félix Rodríguez Mendigutía, el agente de la CIA que ordenó el asesinato del Che, y los hermanos  Ignacio y Guillermo Novo, entre otros terroristas de origen cubano protegidos por las administraciones de Ronald Reagan y George Bush. De ahí que el periodista se ganó peligrosos enemigos, además de la agresividad oficial de su gobierno.

La CIA respondió con una campaña total de descrédito contra Webb al reproducir la matriz de que sus investigaciones se basaban en pistas erróneas y teorías conspirativas sin objetividad. Los mayores órganos de prensa se sumaron a la maniobra principalmente el New York Times y el Miami Herald.

En una entrevista en 1997 le preguntaron a Webb las causas de su decisión de correr los riegos por su actitud de publicitar las acciones encubiertas de la CIA con el narcotráfico y respondió:

“Porque es la verdad. Eso es lo fundamental. Uno se dedica a una carrera periodística precisamente por esa razón . Si estuviera errado, lo admitiría, pero no lo estoy. La gente tiene que enterarse de estos hechos, no solo para entender lo que pasó, sino también porque hay que pedir cuentas . Se han cometido crímenes . Hay mucha gente presa por el tráfico de cocaína. Esta operación trajo miles y miles de kilos de cocaína a los Estados Unidos, a los ghettos. Y hasta la fecha no se ha pedido cuentas a nadie, los únicos que han pagado el precio son los que viven en esos barrios”.

Tuvo que abandonar San José Mercury News en 1997 y no consiguió trabajo en ningún medio importante, pero en 1999 retomó el tema y publicó un libro titulado Dark Alliance: The CIA, the Contras, and the Crack Cocaine Explosion (Alianza oscura: La CIA, los contras y la explosión de la cocaína crack) que renovó sus denuncias con impacto en la opinión pública mundial.

El tema motivó un informe del Inspector General de la CIA acerca del tráfico de droga realizado en la que exoneraba a la Agencia, pero la Cámara de Representantes estudió el tema bajo la dirección de Porter Goss, jefe del Comité de Inteligencia, quien determinó en una  corta audiencia que las alegaciones eran “falsas”. Posteriormente, en 2005 Goss fue nombrado Director de la CIA por la administración Bush.

Poco antes de morir a los 49 años, Webb le comentó a un amigo que era vigilado y una noche sorprendió a varios individuos huyendo por las cañerías externas de su domicilio con gran rapidez, sin que le robaran nada en el apartamento, por lo cual consideró eran agentes oficiales con el fin de registrar su computadora. En el momento de su muerte Webb se encontraba preparando una nueva investigación sobre la conexión narcotráfico CIA. Eso selló su trágico destino.

Fuente: http://cubaessurtidor.blogspot.com.es/2013/12/la-mala-suerte-de-gary-webb.html

mardi 2 juillet 2024

"Défense inconditionnelle", Internationale situationniste, nº 6, août 1961

LA CRISE de la jeunesse, dans tous les pays modernes, est devenue un sujet de préoccupation officiel qui, à lui seul, mènerait le plus crédule à douter des chances de la société de la consommation dans sa tentative d’intégrer les gens. Dans le cas limite de la formation des bandes d’adolescents, il est facile de vérifier sur les cartes leur correspondance avec les emplacements des « grands ensembles » de logements, surtout dans des pays relativement retardataires comme la France ou l’Italie, où l’accès aux conditions de vie du capitalisme moderne, moins sensible, se trouve très nettement ressenti dès lors qu’il est multiplié par le facteur particulier du nouveau type d’habitat. Les bandes se constituent à partir du terrain vague, qui est le dernier point de fuite existant dans le « territoire aménagé », et que l’on peut considérer comme une représentation sommaire, à un stade primitif démuni de tout, de ces zones vides de l’occupation qui sont désignées dans notre programme d’urbanisme unitaire par un détournement de l’idée de « trou positif » en physique.

Plus profondément, et même en dehors du phénomène extrême des bandes, on assiste à l’échec total de l’encadrement de la jeunesse par la société. L’encadrement familial s’effondre heureusement, avec les raisons de vivre admises autrefois, avec la disparition du minimum de conventions communes entre les gens, et à plus forte raison entre les générations — les générations des aînés participant encore de fragments d’illusions passées, et surtout étant endormies par la routine du travail, les « responsabilités » acceptées, les habitudes qui se ramènent toutes à l’habitude de ne plus rien attendre de la vie. On peut considérer les bandes actuelles comme le produit d’un nouveau genre de dislocation des familles dans la paix et le haut statut de consommation ; en comparaison des bandes d’enfants errants de la guerre civile russe formées à partir de la destruction physique des parents, et de la famine. L’encadrement politique est réduit à presque rien, suivant le sort des formations de la politique traditionnelle. Un document sur la jeunesse, établi cette année à propos d’une Conférence Étudiante du P.S.U. constate qu’en France « l’époque où les mouvements de jeunes entraînaient derrière eux la masse de la jeunesse est bien révolue : il y a moins de 10 % des jeunes dans les mouvements, et ces 10 % font en majorité partie d’organisations plus ou moins ouvertement confessionnelles ». En effet, c’est naturellement dans la très faible part de la jeunesse encore soumise aux conformisme les plus rétrogrades, qui sont aussi les plus cohérents, que subsistent le maximum de possibilités de recrutement pour les éducateurs de toutes sortes. Ainsi, en Angleterre, le succès de snobisme de clubs de « Jeunesses Conservatrices » a troublé les bureaucrates travaillistes, qui s’emploient désormais à organiser des bals, sur le même modèle, avec le chic Labour. Il va de soit que la grosse artillerie de l’encadrement proprement culturel a fait long feu : le moment où l’augmentation constante de la scolarité mène la majorité de la jeunesse à accéder à une certaine dose de culture est aussi le moment où cette culture ne croit plus en elle-même ; ne dupe et n’intéresse plus personne.

La société de la consommation et du temps libre est vécue comme une société du temps vide, comme consommation du vide. La violence qu’elle a produite, et qui entraîne déjà la police de nombreuses villes américaines à instituer un couvre-feu pour les moins de dix-huit ans, met si radicalement en cause l’usage de la vie qu’elle ne pourra être reconnue, défendue et sauvée, que par un mouvement révolutionnaire apportant explicitement un programme de revendications concernant cet usage de la vie dans tous ses aspects.

Il va devenir toujours plus difficile de dissimuler la redoutable réalité de la jeunesse derrière les pauvres équipes d’acteurs professionnels qui représentent sur la scène de la culture, la parodie expurgée de cette crise, sous les noms de « beatniks », « angry young men » ou, plus édulcoré encore, « nouvelle vague ». Ce qui était il y a seuleument dix ans le propre d’une « avant-garde », qui indignait tant les braves gens à Saint-Germain-des-Prés par exemple (mais alors ce n’était pas encore assez nettement dégagé de l’ancienne bohême artistique, c’étaient des anti-artistes qui risquaient d’être récupérés dans la culture), à présent est répandu partout. Le Journal du Dimanche du 14 mai sonne le glas de l’honnête province française, à propos de la rencontre fortuite de deux jeunes gens « transportant en pleine nuit, une lourde valise contenant plusieurs dizaines de bouteilles de vins fins volés », par une ronde de policiers, à Melun : « Les deux voleurs ont, en effet, avoués que le vin devait être consommé au cours d’une grande “surboum” dans l’appartement, la plupart du temps inoccupé, de la grand-mère de l’un d’eux. Ils ont précisé que ces surprises-parties où venaient uniquement des jeunes gens et des jeunes filles de 15 à 18 ans, étaient fort déshabillées. Ces réunions étaient même si licencieuses que huit jeunes gens et jeunes filles de la région de Melun qui y participaient ont été inculpés pour outrage aux bonnes mœurs, en même temps que pour vol et complicité. Trois jeunes gens, un garçon de 15 ans, une fille et un garçon âgés chacun de 17 ans, ont été écroués. Les cinq autres inculpés ont été laissés en liberté provisoire. »

Il est clair que les situationnistes soutiennent le refus global du petit éventail des conduites licites. L’I.S. s’est formée, largement, sur une expérience très poussée du vide de la vie quotidienne et la recherche d’un dépassement. Elle ne saurait dévier de cette ligne, et c’est en quoi tout succès officiel (au sens très large de ce mot : tout succès dans les mécanismes dominants de la culture) que rencontreraient ses thèses ou tel de ses membres devrait être considéré comme extrêmement suspect. Tout l’appareil de l’information et des sanctions étant aux mains de nos ennemis, la clandestinité du vécu, ce qui est aux conditions actuelles appelé scandale, n’est mise en lumière que dans certains détails de sa répression. L’I.S. se propose de lancer contre ce monde des scandales plus violents et plus complets, à partir de la liberté clandestine qui s’affirme un peu partout sous le pompeux édifice social du temps mort, malgré toutes les polices du vide climatisé. Nous connaissons la suite possible. L’ordre règne et ne gouverne pas.